No soy persona de aconsejar demasiado. O al menos, no de una manera evidente.

Sin embargo, sí me considero un tipo empático. Y es difícil callar los consejos que te darías a ti mismo con cinco o diez años menos, con la carrera recién terminada y ganas de comerte el mundo.

Es complicado ser totalmente sincero cuando hay intereses en juego, cuando hay que llenar alforjas y aprovechar las oportunidades profesionales que te brinda la vida, algo que a veces requiere ser hipócrita, que es la forma menos delicada de decir «políticamente correcto». Y es que algunas de estas oportunidades profesionales consisten en lucrarse gracias a gente perdida, a esos jóvenes -y no tan jóvenes- que se han fijado un plazo mental de inversión de recursos en formación (imbuidos de la titulitis que engaña a la razón al hacernos creer que a más títulos, mayores oportunidades de encontrar trabajo asalariado, cuando la realidad es a la inversa), y a quienes el paso del tiempo, que es el recurso más importante, agobia de forma intensa.

Me explico. Estudiar Ciencias Políticas es una de las mejores decisiones que he tomado en la vida, pero sus consecuencias no han sido, ni por asomo, las esperadas. En primer lugar, porque mi aspiración no fue jamás encontrar una plaza de funcionario, ni optar a la carrera académica, esencialmente porque suelo decir lo que pienso, y esa parece ser una de las primeras renuncias sine qua non para ascender en tan endogámico gremio. En segundo lugar, porque al salir de la Facultad, la falta de experiencia y de pericia práctica es un hándicap difícil de remontar.

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Para aquellos que, como yo, no quieren dedicarse a ser investigadores, la solución no pasa por invertir varios años más de la vida en aumentar la formación, sino en buscar la experiencia aplicada, sea combinándola con formación o sin ella. La teoría es esencial, y puede ayudar a nuestro ego y autoestima; por ejemplo, es fantástico que nos alaben el mérito de conocer el sistema político de Líbano y su relación con el sistema belga. Pero es complicado ganarse la vida solo con ello, por interesante que nos pueda resultar.

Aquí es donde entran quienes se lucran de la desesperación ajena. Cada día nuevos licenciados y graduados aterrizan en el mercado laboral, sin experiencia y con muchas expectativas. Y piensan que lo más sencillo es especializarse en los temas más populares, porque serán los más demandados. La burbuja de la Comunicación Política y el Marketing Político es un claro ejemplo, y se abren otros frentes, como el Open Government o incluso la Democracia electrónica. Cuando hay demanda, surge la oferta; ocurre que no toda la oferta es aceptable y el humo -como las babas del diablo de aquel relato de Cortázar-, nubla la vista.

Hay infinidad de colectivos, asociaciones o empresas privadas, que cubren esa demanda con cursos de formación, posgrados, congresos y todo lo que podamos imaginar. Aquí es donde hay que saber separar el grano de la paja, porque el tiempo es un bien no reembolsable, a diferencia del dinero.

Del mismo modo, hay organizaciones que sirven para el lucro de unos pocos, cimentadas sobre la base de la necesidad y de la vocación de sus miembros. Puedo hablar de mi caso, en el que abandoné una asociación de politólogos cuando viví en Valencia, porque miembros de su dirección utilizaban el nombre y trabajo de todo un colectivo, como lanzadera para sus empresas particulares y apariciones en prensa, pese a contar con menos formación que muchos de sus socios; ya sabemos que no siempre quien asciende es la persona más preparada, sino la más hábil. Pero entre la ingenuidad y la complicidad hay una distancia que hay que tener clara, tanto como la ética de cada uno. Y los beneficios esperados hay que buscárselos, no esperar a que lleguen mientras otros los están buscando a tu costa.

Es evidente que hay miles de casos como este, que hoy veo insignificante, que se dan a diario en otras organizaciones, incluso en los partidos políticos, algo que resulta mucho más grave. Pero tratarlo en abierto puede ayudar a ahorrar tiempo. Al menos, en mi caso, me hubiese gustado leer un artículo agridulce como este al terminar la carrera, y releerlo de vez en cuando. Quizás me hubiera planteado crear proyectos -de los que estoy muy orgulloso- como MásPolitología varios años (y disgustos) antes. O tal vez ni siquiera me los hubiera imaginado, ¿quién sabe?

Pero ya os digo que no suelo dar consejos, y por ello desde aquí felicito a todos los nuevos politólogos.

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10 comentarios

Isaac Cabrera Bofill · 20/10/2014 a las 9:21 am

Hola,

Después de leer tu artículo sobre la situación laboral de los politólogos en España, cierto es que me he sentido bastante reflejado en tus palabras. Las cosas están difíciles para los profesionales del sector. A día de hoy es muy complicado por no decir casi imposible que una empresa privada vea la necesidad de tener en plantilla o como agente externo a un politólogo. Por no hablar de los medios de comunicación, que a raíz de la crisis de 2008 se han llenado de tertulias políticas donde periodistas o «economistas» hacen las veces de analista político sin miedo a decir chorradas.

No son pocos los amigos que también se han licenciado o graduado en Ciencias Políticas que no ven salida alguna. Los que han tenido «muchísima suerte» han acabado de concejal, los que han tenido menos suerte sobreviven de camareros y los que no se lamentan de haber estudiado esta carrera universitaria.

Sin embargo, creo que hay esperanza, buscar proyectos y colaboraciones que nos abran las puertas y no, no todo tiene que pasar por las dichosas redes sociales. Esperemos que la cosa cambie por el bien de todos.

Saludos!!

Miguel Angel Gomez Fretes · 29/10/2015 a las 3:10 am

Colega, me siento plenamente identificado con tu articulo, porque la verdad es que nuestro campo laboral es tan amplio como la imaginación que se construye diariamente y tiene como fundamentacion principal una serie de sentimientos encontrados llenos de frustración y contadas pocas alegrías, agradezco tu aporte, tu visión, porque suma para afrontar el día a día saber que no estamos solo los que no queremos trabajar como funcionarios y investigadores. ,

Pere Valls · 06/02/2016 a las 4:22 pm

Hola,
La verdad es que estoy muy interasado en estudiar el Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública, pero no me quedan claras las salidas profesionales que tiene. No me gustaria estar estudiando una carrera con la idea de que en acabar tengo que tener la suerte de que me contraten en television o acabar de diputado, concejal o algo así, sinó que me gustaria estar estudiando algo que «sirva» para algo. Tema «con la crisis necesitas suerte en todo» es obvio. Porfavor que alguien me responda, si es un politólogo o estudiante de la carrera mejor, porque de verdad que me seria muy útil. Gracias por adelantado.

    Eli Gallardo · 06/02/2016 a las 8:39 pm

    Hola, Pere.
    Si me aceptas un consejo, plantéate muy bien cuál es tu objetivo a medio y largo plazo, de qué quieres vivir dentro de 5-10 años. Piensa que deberás especializarte cuando termines la carrera (salvo que quieras opositar), en ramas como la Comunicación, la estrategia o tantas otras, y deberás elegir muy bien para no perder años en Másters que no llevan a ningún lado. Si quieres ser consultor político, sigue con tu carrera, especialízate y haz contactos en todo el mundo. Si empezaste a estudiar sin una motivación especial, replantea tus estudios y busca una carrera que tenga una parte técnica, que es algo que se valora mucho en el mercado.
    Espero que el artículo y el comentario te sirvan, y aquí seguiremos para todo aquello en lo que podamos ayudar.
    Saludos.

      Pere Valls · 08/02/2016 a las 12:46 am

      Muchas gracias por responder y aconsejarme Eli,
      Respondiendo a tu pregunta sobre en que me veo trabajando en 5 y 10 años, la verdad es que en 5 años me gustaria trabajar en un sindicato, como CCOO y, en 10 años, me gustaria poder compaginar ése trabajo con una carrera política, con un cargo en el ayuntamiento. Aún no lo he decidido, ni siquiera he comenzado la carrera, pero tengo pensado especializarme en Relaciones Internacionales. Si me permites otra pregunta, a que te refieres con opositar? A que puede opositar un politólogo?

        Carme Gomila Domínguez · 10/02/2016 a las 4:04 pm

        Hola Pere,
        soy estudiante de 4º de Políticas en la UPF (Barcelona) y por la experiencia que he tenido a lo largo de estos años, te puedo decir que es una carrera muy bonita, muy profunda y muy vocacional. El volumen de trabajo es denso, pero compensa. Tenemos que leer muchísimo y estar muy al día en ciertas cosas. Además, te aconsejo que no solo asistas a las clases, sino que intentes aprovechar todas las oportunidades que se te plantean en la universidad (por ejemplo cursos de debate, de oratoria, conferencias, etc.). Al ser una carrera muy transversal donde harás asignaturas de ramas muy diversas (economía, derecho, relaciones internacionales, filosofía, etc.), es importante que cuando acabes te especialices en alguna de ellas para ir acotando tu futura carrera laboral a un ámbito más concreto. Con lo de opositar, creo que Eli se refería a que, si tienes muy claro que quieres ser funcionario y trabajar en la administración pública (por ejemplo en un ayuntamiento, hacienda, etc.), es necesario que apruebes unas oposiciones para el cargo en cuestión. Espero haberte ayudado! 🙂

          Pere Valls · 21/02/2016 a las 3:08 pm

          Pues la verdad es que todavía no me han quedado claras la salidas profesionales de la carrera. Alguien me podria poner ejemplos o algo para poder saber algo mas concreto, por favor. Lo siento si soy muy cansino pero de verdad estoy bastante interasado en cursar el grado. Gracias por adelantado.

Begoña (@brightwonders) · 06/02/2016 a las 9:01 pm

Hola, soy una seguidora desde algún tiempo (que te da la brasa de vez en cuando, reconozco), y este artículo ha venido a confirmar algo que ya intuía. En unos meses yo seré una de esas jóvenes politólogas y, claro, el lío mental que se forma unos meses/años antes es importante. Personalmente tengo el punto de mira puesto en el sector público, pero no puedo concretar muchísimo más a dónde iré a parar (ni quiero… me parece muy osado hacer cábalas sobre futuribles puestos de trabajo). A la dificultad de encontrar mi sitio como politóloga/socióloga añado que empiezo a pensar que etiquetas como estas me están pequeñas, en el sentido que no me veo toda la vida haciendo lo mismo, o sólo una cosa a la vez. Pero estudiar títulos de postgrado sin parar, que parece ser la tónica general, es algo que ya me imagino que en la práctica, fuera de la academia, no es sinónimo de convertirte en un mejor candidato. Sin embargo, estarás conmigo en que si «todo el mundo» tiene un cierto nivel de estudios al principio de la carrera profesional, no tener ese nivel te deja en gran desventaja.
En definitiva, vivimos en la era de la incertidumbre, pero espero que a medida que observe la realidad (en lugar de que me la cuenten) sabré por donde ir. Al menos lo intentaré.

Un saludo.

emiliano · 29/02/2016 a las 3:09 pm

Buenas he realizado un pequeño post para ayudar a que otras personas entiendan que hace un polítologo, se encuentra muy poca información por la red…y la verdad es que creo que es necesario hablar un poco de este tema,…hay muy pocos post y muy poca información y eso es malos para la profesión

A ver si os gusta y poco a poco vamos enseñando al resto que sabemos hacer…pues lo que no se conoce no existe.

Espero que sirva a los novatillos que no tienen muy claro que carrera elegir
Un saludo
http://www.emiliano.es/politologo-ciencia-politica/

Los 5 artículos más leídos de 2014 | Eli Gallardo Blog · 28/12/2014 a las 11:59 am

[…] Artículo prescindible para nuevos politólogos (03 de julio de […]

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