Occidente ha necesitado siglos para desarrollar esa entelequia del Estado de derecho, y la comprensión de su naturaleza exige estudio y rigor, cosas ambas que requieren tiempo. Es mucho más fácil conseguir que alguien se abrace a un trozo de tela de colores y lo agite en el aire.
(…) Y no bastaba, además, con cerrar los ojos y taparse los oídos ante el vendaval del deseo. No: había que sanear, desinfectarlo todo.
Mario Cuenca Sandoval, LUX
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