«A la implicación del yo en la política la llamamos pasión política.»
«La pasión política reclama siempre un nosotros.»
«El «nosotros» es la gran coartada para la tentación de la inocencia: la que permite hacer cualquier disparate con buena conciencia.»
«Traducido en términos de hoy: si se consigue que el interés económico sea el principal móvil del comportamiento de los ciudadanos la sociedad pierde beligerancia porque se desideologiza y se desapasiona (mito del centrismo), el poder político puede actuar con más comodidad porque todo se hace más previsible (mito de la estabilidad) y los conflictos quedan reducidos al ámbito de lo privado (mito de la seguridad). La sociedad se estrecha.»
«Reducir el individuo a sujeto económico es quitarle la condición de ciudadano que le da voz en el espacio público.»
«El eclipse del pueblo es el camino hacia la sociedad de la indiferencia democrática.»
Josep Ramoneda, Después de la pasión política (1999)
_
Nota sobre el libro
Un amigo personal hizo que llegara a mis manos un gran lote de libros, entre los que se encontraba este Después de la pasión política, altamente recomendable.
Fue escrito antes de la aparición de las redes sociales, del 15M, del auge de los nacionalpopulismos, de Pedro Sánchez, pero comparte grandes rasgos e ideas con El año que votamos peligrosamente, donde se conjugan esos y muchos otros factores. En su libro, Ramoneda habla de populismos, de emotivismo frente a racionalismo, de la autoexplotación de la que habla Byung-Chul Han, de pornografía política o de falacias como la del amigo-enemigo, que de haberlo leído antes, estoy seguro de que habría citado en numerosas ocasiones cuando escribía para analizar cómo llegamos a las elecciones de 2023.
Una de las tesis de El año que votamos peligrosamente, justamente es que Pedro Sánchez consiguió demostrar desde la gestión de la pandemia que la política puede colocarse por encima de la economía, justo como defiende Ramoneda para esa recuperación de la política, jugando con las mismas cartas de la ambigüedad que habían llevado a la izquierda a su crisis identitaria, tras los fracasos de la ortodoxia ideológica y de los posteriores liderazgos mesiánicos.
0 comentarios