«La comunicación es cultura, y la cultura es comunicación». Así lo recoge Escobar de la Serna en su libro La cultura del ocio, citando a Edward Hall. Tomando esta frase como cierta, podríamos decir que a menor comunicación, menor cultura. Y la comunicación ha sido uno de los escollos que el Govern saliente no ha sabido gestionar, pese a la cantidad de personas con sueldo público dedicada a esa tarea. Veamos.
Una de las primeras medidas del ejecutivo fue la disolución de la Radiotelevisió de Mallorca, aduciendo duplicidades con IB3. Fue el primer cierre de una radiotelevisión pública en España, mientras su hermana mayor IB3 era rescatada poco después, en 2012, al inyectársele 15 millones de euros. Su entonces director, José Manuel Ruiz, hoy sigue imputado por su etapa al frente de la radiotelevisión pública, y concurre como candidato a la alcaldía de Calviá. Por el PP, sí.
Pese a portar un apellido de origen catalán, Bauzá dio órdenes estrictas a la radiotelevisión superviviente de que se castellanizara su apellido, y desde hace unos meses se ha introducido la modalidad del artículo salat en los informativos y programas, abriendo un conflicto antes inexistente en torno a la cultura catalana, y que se sumaba al malestar por el fallido modelo del trilingüismo de Bauzá, tumbado en los tribunales y en la calle.
Como ocurriera en la Comunitat Valenciana durante el gobierno de Camps, esta semana varios canales públicos de Cataluña han sufrido un apagón en Balears, por motivos políticos, y ha provocado protestas y manifestaciones.
Y es que la máxima cesarista «divide et impera», como ocurre con la comunicación, hay que saberla gestionar o se vuelve contra uno porque hay materiales más duros que otros. También hay caídas más duras que otras. Veremos.
(04 de abril de 2015)
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Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER
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