[Esta primera parte del post fue escrita entre abril y mayo de 2023]
(1) Hace algo más de cinco años, publiqué el libro Balears, 2015: un nuevo ciclo político, tras casi un año de estudio de la hemeroteca y de análisis politológico de los resultados, sus causas y planteamiento de consecuencias. En él se recoge la utilización en 2011 de una empresa de marketing para desincentivar el voto de izquierdas por parte del entonces candidato José Ramón Bauzá, que consiguió la mayoría más absoluta y después el peor resultado para su partido en sólo cuatro años.
Un tiempo después se puso de moda la postverdad, las fake news, la postpolítica, y demás conceptos que parecen nuevos pero que comparten su apuesta por la intoxicación más burda para conseguir aquellos objetivos: la desmovilización del electorado volátil y el progresista (con sus sempiternos debates metafísicos e ideológicos).
(2) Tengo que reconocerles que esperaba que la recta final de la legislatura (de las 3 «C», como me atreví a definir en un post doble anterior), las derechas apostarían por estrategias sofisticadas de triangulación, de contraposición de proyectos o incluso de proyecciones potentes con el uso de silogismos (utilizando figuras como la del gobierno en la sombra o jugando con los hypes del momento, como la inteligencia artificial). Todo esto podría haber ocurrido con algo de paz dentro de las derechas, pero no es el caso.
Después de la caída de Casado en el PP, relevado por un Feijóo que todavía no se ubica, y con un VOX en caída electoral, las derechas apuestan por la fórmula que ha funcionado tantas veces, sin rubor de ningún tipo y, al menos en el caso de Balears, sin límite de toxicidad.
(3) Hace meses que se intuye la estrategia de tierra quemada por parte de un VOX desnortado y que confía en su marca estatal para conseguir votos, ya que han tenido una guerra interna encarnizada entre su portavoz parlamentario, hoy defenestrado a nivel interno, y el candidato de Palma. Sus intervenciones en la cámara balear son ejemplo de perversión del parlamentarismo y de papel outsider de la dinámica política. Y es en esta dinámica donde el PP ahora quiere conseguir la pole a cualquier precio, confiando en rascar votos de radicales, y olvidando el moderantismo del electorado balear.
Ejemplo de ello son también algunas intervenciones parlamentarias, pero con especial relevancia el uso de trolls para intoxicar en las redes sociales. Contaminadores a sueldo, algunos contratados como asesores y que antes incluso contaban con columnas de opinión que rebajaban el nivel de sus periódicos; tenemos on fire el trumpismo a la balear, como apunté en otro post sobre el Tea Party mallorquín.
En psicología hablan de teoría del espejo. Le recomiendo pedir ayuda. Hasta ahora pensaba que sólo era un troll, pero ahora me preocupa por su salud mental, de verdad. Vea que nadie le sigue el rollo, por algo es. No se haga más daño, en serio https://t.co/PNdygGx73F
— Eʟɪ Gᴀʟʟᴀʀᴅᴏ (@EliGallardo_com) October 22, 2022
Mira, PAM.
1. No sé si ara realment et paguen per fer de troll. En tot cas, des dels primers dies superares línies vermelles personals i amb mentides.
2. Jo tenc el mateix poc temps i les mateixes poques ganes de discutir amb tu que abans.
And that’s all. Next one, block.
— Lluís Planas Zotes (@elzotes) November 23, 2022
[Segunda parte]
(4) Es 31 de mayo y han pasado las elecciones autonómicas y municipales, con la victoria del PP (24 escaños) y la gran subida de VOX (8). Han desaparecido Ciudadanos y El PI, Podem ha quedado con una pírrica representación, MÉS ha perdido votos pero mantienen 4 diputados (fueron a asegurar el nicho, como apunté en otro post) y el PSIB-PSOE, que ha aumentado en votos, ha perdido un diputado.
La campaña del PP ha sido nefasta, y han plagiado el concepto de la campaña «Canviadors», del desterrado Bauzá. Han pinchado en actos, han intoxicado hasta la saciedad (incluso se ha destapado que algunos candidatos de su lista en Palma usaban perfiles falsos en redes), ha habido errores garrafales, se han reunido con corruptos condenados, han tapado el fracaso del último debate en la SER con una salida de tono de la candidata de Podem, han afirmado públicamente que su único objetivo es que la izquierda no gobierne, y aún así han ganado. Lean la frase anterior, y si creen que el «aún así» sobra, es que han entendido mejor que yo el clima de estos tiempos.
Únicamente les ha faltado decir que podrían ponerse a disparar con una escopeta en mitad de la estación Intermodal y no perderían votos, porque puede que tuvieran razón (aún así). De hecho, habría recibido el aplauso del ecosistema mediático del trumpismo balear, que cuenta con un gran abanico de digitales, opinadores, televisiones privadas y ejércitos de trolls trabajando para movilizar a las derechas, pensando sólo en arrasar la tierra quemada, como hizo Felipe V con la ciudad de Xàtiva. ¿Para qué? Para tener el poder, porque les pertenece según esa visión patrimonialista de las derechas y es una anomalía que las izquierdas gobiernen, enlacen varias legislaturas y haya una proyección de continuidad.
Había que detenerlo como fuese, y lo han hecho.
(5) No seré yo quien diga que se veía venir —pese a las encuestas, el clima y el ecosistema de medios que generan millones de impactos a diario—, no. En lugar de ello, rescataré dos fragmentos de un post que publiqué en febrero de 2019, titulado Alegato relativista:
Es una explosión de cosmopolitismo que, curiosamente, provoca una amenaza para los esquemas mentales de una parte del colectivo social, que se aferra a la tradición, al temor a lo diferente y rechazan la redefinición de opciones personales, que forman parte de su libertad individual, generalmente desde posiciones que se consideran liberales. Pues no.
¿Acaso alguien piensa que es casualidad que tras la crisis del postmodernismo haya un auge de la extrema derecha?
Puede que vivamos en una época de un relativismo caníbal, después de todo. Como la propia democracia.
(6) Acabo como empecé, hablando del nuevo ciclo que traté de estudiar en sus primeros años, y que creo que ha llegado a su fin. La época de los indignados, de las demandas de participación y transparencia, de mayor peso de la gente en las decisiones colectivas, ha mutado. Las ganas de cambiar el status quo dudo que lo hayan hecho, sino que ha cambiado el cómo, el quién y sobre todo para qué.
Claro que ha habido trasvase de votos de Podemos a VOX, no tengan duda alguna. Por supuesto que hay quien sigue apelando al voto de castigo, al voto en clave estatal o que te vote Txapote, alcalde de un pueblo del interior de Cuenca. Las estrategias de tierra quemada, en contextos propicios, dan buenos resultados para quienes la ponen en práctica, especialmente porque sus víctimas enfocaban sus defensas en el plano de lo racional, de los datos, las propuestas de políticas públicas o las buenas referencias internacionales, que no brotan entre las cenizas. Son batallas en terrenos diferentes, donde el fuego se impone.
Tocará reforestar para reverdecer cuando el clima mejore.
0 comentarios