«La vanidad y la presunción de gobernar desde más allá de la tumba es la más ridícula e insolente de todas las tiranías». Suelo recordar esta frase de Thomas Paine, escrita en la época revolucionaria, cuando alguien habla de la sacralidad de la Constitución. Pero esta semana, la frase ha vuelto evocada por el todavía President Bauzá.

Leíamos hace unos días que el marratxiner pretendía blindar la actuación ejecutiva del próximo Govern, que ya ha asumido no volver a ocupar. Se trata de una actuación similar a cuando Francisco Camps apuraba sus últimos días como Presidente valenciano, y firmó un contrato secreto y multimillonario con la Fórmula uno, hipotecando a sus gobernados.

La hipoteca es una figura cargada de simbolismo, que apenas si ha entrado en el debate político, frente a la figura de la herencia. Calatrava, arquitecto y agujero negro de caudales públicos, ha sido y es una hipoteca. El caso Noos, Urdangarín y Jaume Matas, han sido y son una hipoteca.

Y ahora el todavía President quiere firmar una nueva hipoteca, no solo con los ciudadanos de Balears, sino también dificultando el trabajo de quienes le sucedan. Podríamos decir, aunque la expresión no sea muy acertada, que muere matando, siempre políticamente. Y todo ello rubricado bajo leyes de Buen Gobierno. Mientras tanto, las oposiciones siguen apedreando las ventanas de un edificio a punto de derrumbarse por aluminosis.

La ironía toma formas curiosas, una vez más.

(10 de enero de 2015)

_

Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER

Compartir en

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.