Tengo el placer de presentar una entrevista con el profesor Jorge Urdánoz, autor de la propuesta sobre el sistema de “Representación Absoluta”.
Jorge Urdánoz (Pamplona, 1971), es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Oberta de Catalunya. Sus líneas de investigación principales son los sistemas electorales y los sistemas de representación electoral. Su tesis “Un nuevo marco conceptual para el análisis electoral” (ver) es una fuente de referencias y conceptos muy detallada y amplia. Tiene publicados dos libros y varios artículos en revistas especializadas. Colabora habitualmente con artículos de opinión en varios diarios de referencia, entre ellos El País.
Encantado de conocerte, Jorge. Como especialista en sistemas electorales y en mecanismos de representación, ¿cómo entiendes tú la circunscripción, más allá de definiciones académicas?
Bueno, las circunscripciones las entiendo como lo que realmente fueron en su origen y continúan siendo hoy: instrumentos cuya única función es manipular el sistema electoral y otorgar a los dos grandes partidos una sobrerrepresentación que los ciudadanos no les otorgan.
Las circunscripciones provinciales carecen del más mínimo sentido representativo. Nadie vota para el Congreso de los Diputados pensando en el interés de su provincia. Que sean la circunscripción para el Congreso resulta sencillamente demencial. Que además lo sean también para el Senado… en fin, no hay adjetivos.
Como «piedra de toque de la representación», el sistema electoral es fundamental para “traducir” las preferencias de la ciudadanía. En tu artículo de 2004, “Un nuevo sistema electoral” (ver) has defendido un nuevo sistema para España, con aportaciones tan interesantes como representar los votos blancos, que son votos válidos pero no a candidaturas. ¿Podrías resumirnos los principales puntos de ese «Sistema de Representación Absoluta»?
Lo resumo encantado, pero dejando claro que no lo defiendo para España. Como digo en el artículo, solo pretendo abrir un debate, nada más.
El sistema de Representación Absoluta (RA) es un sistema totalmente proporcional en el que se vota a listas de partido. Cada partido recibe una proporción de escaños igual a la de votos. Pero incluye dos novedades. Primera: las proporciones se calculan con respecto a todos los electores con derecho a voto, no con respecto a los votos válidos. ¿Qué hacemos entonces con el porcentaje de abstenciones y votos nulos? Los computamos como votos al partido más votado. Segunda: los votos en blanco se representan proporcionalmente mediante escaños vacíos.
Se consigue:
1.- Que el voto sea igual;
2.- Que la proporcionalidad con respecto a los electores (no con respecto a los votantes) sea perfecta;
3.- Incrementar la participación (es de esperar que la gente no se abstenga igual que ahora si sabe o prevé a qué partido concreto va a ir su voto: con el RA abstenerse es votar… por eso es imprescindible lo de los votos en blanco: es la única manera de no dar tu voto a nadie)
4.- Facilitar la gobernabilidad
Las Cámaras autonómicas han reproducido el sistema D’Hondt para la representación política, pese a las diferencias demográficas y políticas entre ellas. ¿Qué opinas de que se implantase un «Sistema de Representación Absoluta» a nivel autonómico?
Creo que es un error hablar de “el sistema D´Hondt”. D’Hondt no es un sistema sino una fórmula para transformar proporciones de votos en proporciones de escaños. Con respecto a los sistemas electorales autonómicos, hay un criterio democrático obvio y elemental que debería estar garantizado judicialmente, pero que sin embargo todo el mundo parece ignorar: el voto igual. El sistema de Representación Absoluta lo garantiza, y en ese sentido lo prefiero a cualquier otro sistema autonómico que vulnere la igualdad de voto, y hay unos cuantos.
Lo que no tengo claro es qué prefiero: el sistema de Representación Absoluta o el “Holandés” o “proporcional puro”. Como no lo tengo claro, y como son cuestiones que considero interesantes, planteé un debate en mi artículo de 2004. Hasta donde sé, este blog y esta entrevista son la primera respuesta que recibo.
En tu propuesta de sistema electoral, vimos que se favorece tanto la proporcionalidad como la gobernabilidad. En el caso que se mantuviera un sistema con desproporcionalidades como el actual, ¿qué opinas acerca de las coaliciones de gobierno? ¿Crees que sería necesario una segunda vuelta para legitimarlas, o que forma parte de la autonomía partidista?
Aquí hay varias cuestiones que creo que hay que distinguir. En un sistema proporcional, sea el holandés o sea el RA, las coaliciones de partidos no es que sean legítimas, es que son la única manera que existe de hacer que gobierne la mayoría, porque sólo una coalición de partidos a los que ha votado más del 50% de los votantes pueden alegar tener una mayoría de votos detrás.
En sistemas con desproporciones, es muy probable que los partidos con mayoría parlamentaria no tengan realmente una mayoría de votos detrás. Es decir: gobierna una minoría, que es lo que habitualmente pasa en los sistemas que, sin embargo, suelen catalogarse como “sistemas mayoritarios”. Es el mundo al revés, en efecto. ¿Por qué? Porque la Ciencia Política es en muchas ocasiones mucho más “política” que “ciencia”.
Usar una segunda vuelta para legitimar una coalición no me parece una buena idea. Sería una especie de referéndum sobre el gobierno… algo muy disfuncional. Mejor exigir (1) voto igual y (2) que todo gobierno tenga una mayoría de votos detrás, y si es en coalición, pues perfecto: es lo que la mayoría quiere. Solo conozco un nombre para cualquier cosa que no sea eso: que gobierne una minoría.
Para terminar me gustaría saber qué líneas de investigación sigues actualmente y si tienes previstos nuevos artículos en revistas especializadas o publicaciones en libros para el año que viene.
Estoy escribiendo un libro, un ensayo sobre cuestiones representativas.
La primera parte es un “Taller de Manipulación Electoral”. Estoy harto de ver cómo los partidos en el poder manipulan a la gente mediante los sistemas electorales, así que he pensado que lo mejor es enseñar directamente a la gente cómo se manipulan los sistemas electorales. Qué teclas hay que tocar y qué tornillos hay que apretar para que tu partido se vea beneficiado. El objetivo es, claro, que a la gente ya no la puedan manipular. Si no quieres que te manipule el escriba, tienes que aprender a leer. El viejo y eficaz remedio para casi todo: ilustración.
La segunda parte es una propuesta para España, cuyo sistema electoral – manipulado hasta la médula por los hombres del tradofranquismo en 1976 y mantenido por aquellos actores a quienes beneficia: PP y PSOE– es una pesadilla institucional para el desarrollo del país, para su coordinación territorial, para el ideal democrático y en general para todos los españoles, empezando por los propios votantes del PP y del PSOE. Como es sabido, para cambiarlo de veras – sin parches ridículos e inútiles – hay que cambiar la Constitución, de la que doy por hecho que somos los dueños, no los súbditos. Una idea poco menos que revolucionaria en este país, pero elemental en cualquier democracia mínimamente madura. El abc de la democracia: la Constitución es nuestra, no al revés.
Muchísimas gracias por tus respuestas y por la claridad de tu exposición. Quienes te leemos desde hace tiempo seguiremos atentos a tus publicaciones, y te deseamos mucha suerte.
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