Coaliciones pre-electorales. Un ejemplo

Cada campaña electoral es única. Nunca se repiten los mismos factores endógenos, y mucho menos los exógenos. Es por ello que resulta una temeridad tratar de adivinar con varios años de antelación lo que ocurrirá en los siguientes comicios, siquiera cuando la distancia es tan solo de unos meses. Ocurre que la Ciencia Política, como tal, se ha encargado de contrastar algunas hipótesis, y nos permite conocer algunos comportamientos antes de que tenga lugar una campaña electoral, sin importar los factores externos e internos. Uno de estos ejemplos se encuentra en el marco de las coaliciones electorales.

Sirva por todos ellos el clarificador caso de la coalición «Unitat per les Illes», candidatura presentada en la isla de Mallorca de cara a las elecciones generales de 2008. Los partidos que la integraban eran, en su mayoría, partidos progresistas nacionalistas, aunque integraron también al partido conservador Unió Mallorquina.

Las diferencias entre ellos eran mucho más evidentes y numerosas que los puntos en común, precisamente por la presencia de Unió Mallorquina. De hecho, en 2004 concurrieron sin UM (pero con Esquerra Unida) y obtuvieron 40.289 votos, mientras que en 2008 consiguieron 25.576 votos, pasando de un 8’57% a un 5’43% como tercera fuerza política.

Coaliciones post-electorales. Dos ejemplos

Desde los primeros estudios sobre las teorías de juegos y los equilibrios intrapartidistas, hasta la práctica de las coaliciones políticas autonómicas en España, puede comprobarse como los intereses en juego condicionan que estas coaliciones sean más homogéneas (formadas por partidos más semejantes), para garantizar una mayor estabilidad y una renuncia menor en los programas de gobierno.

Pero si el ejemplo de la «Unitat per les Illes» se refería a una lista de diputados al Congreso, sin posibilidad de gobernar, vamos a pensar qué puede ocurrir ante una posible coalición de Gobierno a nivel autonómico. En concreto, vamos a plantearnos qué ocurriría en el ámbito valenciano ante un posible Tripartito (pre-electoral o post-electoral), formado por el PSPV, EUPV y la Coalició Compromís.

Las experiencias de coaliciones de gobierno multipartidistas en Balears (los llamados «Pactes de Progrés»), y en Cataluña con los dos «Tripartits», han dado sobrados ejemplos de la dificultad de elaborar un programa de gobierno fuerte, al encontrarse con una clara inestabilidad política y el posterior castigo electoral. Tanto en el caso balear como en el catalán, se han conformado dos gobiernos de coalición después de las elecciones, es decir, que no concurrían en coalición, sino que condicionaban el pacto a los resultados electorales en las dos ocasiones, sin dar por seguro la formación de los gobiernos de coalición. Tal vez si hubieran concurrido en coalición antes de las elecciones el resultado hubiera sido peor para ellos, como hemos visto en el primer caso, el de «Unitat per les Illes».

El panorama valenciano. ¿Coalición de gobierno? ¿Pre-electoral o post-electoral?

Una vez apuntadas algunas experiencias anteriores, cabe plantearse cuál va a ser la estrategia a seguir por los partidos políticos de la oposición en la Comunitat Valenciana. Tal y como muestra la última encuesta de Metroscopia, publicada en el diario El País del día 8 de octubre, es más que probable que el PPCV pierda la mayoría absoluta en 2015 (o antes, si se adelantan elecciones). Hace unos meses que los tres partidos de la oposición, han llevado a cabo encuentros y declaraciones en los que se ha eludido hablar de Tripartito, pero se ha dejado abierta la puerta a una alianza, ya sea como coalición de Gobierno (con miembros de los 3 partidos en el Consell) o como coalición Parlamentaria (apoyar las iniciativas del partido mayoritario, sin entrar en el gobierno).

Algunos líderes, como Oltra o Morera, de Compromís, han rechazado la idea de una alianza de gobierno y emplazan la decisión al día siguiente de las elecciones. Ocurre que una coalición pre-electoral, aunque no sea de facto y se deje entrever, puede restar votos y hacer que el conjunto obtenga menos votos que si concurren por separado y en clara competencia.

El PPCV conoce perfectamente este hecho, y por ello aviva la inseguridad del votante hacia esa alianza, y rescatando el discurso anticatalanista, que tanto rédito les ha reportado al apelar más a las emociones que a la razón, y cuyo argumentario ha terminado por desgastarse. Además, conscientes de que no van a conseguir una mayoría suficiente, deberán plantearse la posibilidad de ofrecer pactos a UPyD, que entraría en Les Corts.

Por tanto, la estrategia de los tres partidos de la actual oposición, va a basarse en marcar las diferencias entre sí antes de las elecciones, para plantearse después la conveniencia de una coalición de gobierno. La caída del PSPV dificultaría un gobierno minoritario solo con apoyo parlamentario, y la gobernabilidad sería menos difícil si se integraren las tres fuerzas en un Ejecutivo, en función de un programa consensuado.

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