Una de las principales funciones de las personas profesionales de la Politología es formular preguntas y contrastar hipótesis. Como recogió la Cadena SER en una entrevista hace unos años, «los politólogos no somos adivinos, sólo analizamos datos«, y las redes, pese a su toxicidad y su falta de representatividad, en muchas ocasiones sirven como pequeña muestra para hacer experimentos.

Eso es lo que hice el pasado jueves día 13 de julio. Consciente de que mi red —y quienes pudieran sentirse apelados a participar— tiene un sesgo mayoritario a modo de burbuja o cámara de eco, lancé la pregunta que pueden leer en el tuit. ¿Es Bildu el Vox de la derecha?

Esta pregunta tan difusa, poco concreta —y que en plena campaña electoral puede enervar a quienes comparten espacio político con Bildu—, puede que sobrevuele alguna cabeza, fruto de la estrategia de asimilación y estigmatización que lleva años calando como una gota malaya. «Si Sánchez tuvo apoyo de Bildu, el PP está legitimado a pactar con Vox» es una idea en bruto que seguro que anida en más de un subconsciente, por ejemplo, de aquel 7,3% que votaron que sí en la encuesta de mi tuit. Pueden sustituir Bildu por Podemos, o en el caso balear con MÉS, y seguro que les viene a la cabeza más de una persona que les habrá lanzado ese silogismo tan perverso.

Les confieso que pensé en lanzar aquella pregunta —más propia de una sesión práctica de asignaturas como ‘Comportamiento político y electoral’, o de ‘Partidos y sistemas de partidos’, que de un Twitter cada día más tóxico—, me vino después de leer el interesante artículo de Passes Perdudes en ElDiario.es sobre el espacio político de MÉS per Mallorca (clic para abrir), y por un tuit del humorista Ignatius, en el que decía lo siguiente:

Como era de esperar, de las personas que leyeron mi pregunta, aquellas que comparten espacio político con MÉS per Mallorca, por cercano a Bildu, fueron las primeras en sentirse apeladas y empezaron a responder, algunas bien ofendidas. El clima electoral y la era de las falacias en la que vivimos instalados, favorece la sensibilidad hacia temas que bien merecen un debate y argumentos desde los datos y no desde las trincheras partidistas ni la comunicación intestina, pero eso es otro tema.

1. La era de las falacias: hay ex-etarras en Bildu, ergo Bildu es ETA

Construir falacias es demasiado sencillo, miren sino el título que da nombre a este apartado. Si hay ex-terroristas de ETA, pese a que hayan cumplido sus condenas (no entraré en aspectos penales, que no es el objeto del post), dentro de Bildu, hacen que todo el partido sea ETA. Es una falacia de asociación tan burda que alguno de Ustedes puede pensar que me he pasado al simplificar tanto, pero no es así. Si cubrimos esa falacia con declaraciones y fórmulas discursivas, podremos ir construyendo esa idea. Es lo que ha ocurrido en los últimos años y sigue ocurriendo a diario.

Un ejemplo claro lo tenemos en el tuit que enlazo a continuación. Justo el mismo día de mi encuesta capciosa se celebró en RTVE un debate con los portavoces de las principales formaciones con representación parlamentaria. El portavoz de Vox sugirió que el portavoz de Bildu guardaba relación o siquiera había participado de alguna manera en el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Tras recibir un revés con la respuesta de Matute, tiró por la vía de la falacia de asociación.

Rescato un par de tuits que creo que lo reflejan.

La resurreción de ETA durante esta campaña, igual que en la anterior, tiene un objetivo claro: reforzar el bloque derechista con factores identitarios y utilizar la demagogia para recuperar el poder a cualquier precio, algo que obedece a una visión patrimonialista del poder en torno a la cual han construido el relato del sanchismo.

Casado Sanchez manos manchadas de sangre

La suma de impactos con el relato de la asimilación entre Bildu y ETA supone la creación de un marco conceptual de manual, casi obsceno. El brazo político de los terroristas, las manos manchadas de sangre, gobierno sostenido por quienes blanquean a ETA… Doce años después de la desaparición de la banda terrorista, el PP necesita revivirla, aunque para ello utilice técnicas de guerrilla como el Que te vote Txapote, que indigna incluso a sus víctimas y familiares.

Consuelo Ordoñez que te vote Txapote Feijoo

De hecho, además de los marcos conceptuales y la demagogia de guerrilla, hay que tener en cuenta dos factores estudiados en la Politología, que pueden servir como acelerante: el círculo virtuoso de la comunicación y las teorías de la normalización.

2. No pienses en un partido franquista

Desde el punto de vista de los «receptores» de la comunicación, la teoría del círculo virtuoso (Pippa Norris), considera que la gente mejor informada tiene una imagen más positiva de la política y de los políticos. Al contrario, los peor informados tienen una concepción más negativa. Pensemos en si ayuda o perjudica las estrategias de guerrilla, los galopes de Gish de falacias y mentiras, y la crispación que han vuelto a alimentar desde las derechas.

Desde la esfera de los «emisores» de comunicación, otra teoría nos sirve para comprender la lucha contra gigantes falaces: la de la normalización y la nivelación, que ya comenté en otras entradas (ver Campañas online y brecha digital). Los partidos grandes y con mayor implantación, tienen más posibilidades de acceder a medios y conseguir alcance que los pequeños, según la normalización; tienen más poder para crear marcos.

La diferencia con respecto a otras contiendas, en las que partidos minoritarios tenían una potencia digital capaz de amplificar sus contenido, es la Tiktokización de la política y el peso que el pensamiento extremo y Vox tienen en las redes sociales. Su estrategia de guerrilla, con trolls, perfiles falsos y memes generados en cadena, han neutralizado la posible nivelación y han copado el discurso con toxicidad, falsos argumentos y gotas malayas.

¿Cómo comunicar y trasladar propuestas, si el marco generado por las derechas me obliga a defenderme antes de poder hablar? La llamada Ley de Brandolini (o «principio de asimetría de la estupidez») y las cuatro leyes fundamentales de Cipolla sobre la estupidez, están más vigentes que nunca. Si no, plantéense esto: ¿por qué no denunciar a Bildu por asociación ilícita o pertenencia a banda armada, pero sí se le utiliza como blanco de la diana de todos los males de España y de las últimas legislaturas?

Como si hubiera creado su propia gravedad, con fuerza centrípeta, esa comunicación intestina y de guerrilla se ha visto alimentada por la participación de ex-etarras en listas de Bildu —algo que ni debe ni puede obviarse—, sentando las bases de la falacia de la simetría: si Sánchez acuerda leyes con Bildu, que lleva etarras en sus listas (acuerdos parlamentarios), el PP está legitimado para gobernar con Vox, que es el franquismo sociológico institucionalizado (coaliciones de gobierno o parlamentarias). Ergo Bildu y Vox comparten algo, son asimilables, casi podría decirse que uno y otro son los extremos a cada uno de los lados.

Spoiler: no.

Pedro Sanchez sobre presencia de ex-etarras en listas de Bildu

Titular en El País, 12 de mayo de 2023

¿Verdad que suena falaz afirmar que todos los que han votado a Vox son franquistas porque es un partido que representa el franquismo sociológico?

3. Por qué no hay simetría: La ola es única y, por ello, incomparable

La ola de irracionalismo y reaccionarismo es una realidad en Europa. Sus agentes son free riders de los sistemas democráticos que no profesan la democracia como ideología, y buscan dinamitar la democracia como sistema. Es un Movimiento coordinado que va más allá de partidos, y que no se rige por las reglas éticas básicas. Es una rebeldía extrema de extrema derecha.Ola reaccionaria Vox españa

Si hacen clic sobre la imagen podrán leer un hilo con ideas donde amplío estas hipótesis. Dentro de este movimiento, alejado de los cánones de respeto, ética y valores democráticos, Vox se ha configurado como un actor exo-político, que no se rige por las mismas normas de convivencia que el resto, y presentar a agresores y condenados por maltrato como candidatos, implica un refuerzo de esa imagen exo-política de rebeldía.

Entonces, ¿por qué no se les estigmatiza, como sí se hace con otras formaciones como Bildu? O, para ir un poco más allá, ¿por qué se les legitima y se les permite la entrada a la gestión de instituciones por parte del Partido Popular, como si de un actor más se tratase? Por ir algo más allá, ¿sería diferente la situación actual si España hubiera contado con leyes de purga y persecución a los restos del franquismo?

Fíjense bien en la siguiente viñeta, que enlazó un tuitero con quien era la primera vez que interactuaba, y que representa varias falacias de las que hemos comentado e incluso puede hacernos pensar en la tu quoque(invalidar la opinión de alguien por inconsistente):

Mi hipótesis es la que he ido planteando: se trata a Vox como un actor más, y no como movimiento ni ola de reacción. Las vías para conseguirlo han sido varias, y seguro que me olvido de muchas, pero destaco la normalización en la comunicación (supremacía de la potencia comunicacional de partidos grandes), el uso de comunicación intestina de guerrilla (trolls, perfiles falsos, grupos en apps de mensajería), estigmatización identitaria (nosotros-ellos) y, sobre todas las cosas, un mensaje edificado a base de falacias y falsos dilemas.

Sobre ello ha escrito Beatriz Gallardo en su fantástico artículo Asimetrías en la comunicación política, en El País:

(…) la comunicación política actual incluye otros elementos que rompen esa aparente simetría entre los discursos populistas polarizados y los que no lo son.  Son factores extradiscursivos, cuya neutralización supone un verdadero reto para las reglas del juego democrático porque crean contextos muy sesgados, en los que resulta extraordinariamente difícil captar la atención de quienes están ya alineados con un discurso.

También en El País escribió Jordi Amat sobre Vox y Podemos o la falacia de la simetría, cuyo subtitular reza «Unos, con sus errores, profundizan en la democratización de la sociedad. Otros constriñen la convivencia». En esa misma línea, vale la pena leer a Innerarity cuando afirma y defiende que No es lo mismo Podemos y Vox, o por qué unos combaten el núcleo de la democracia moderna, otros defienden propuestas de mejora:

Mientras la extrema derecha combate abiertamente algunos de los valores democráticos centrales, esa nueva izquierda que integra a ecologistas y a neocomunistas forma parte legítima de la constelación de partidos que, con distintos planteamientos, se integran en el gran compromiso que dio origen al estado social y democrático de derecho, al que ahora se incorporan para volver a definir su transformación en el siglo XXI.

4. Disolver asociaciones y redibujar los marcos

Una de las respuestas que mejor se acomodan al objetivo de aquel tuit fue esta, de Amadeu Corbera. La contraposición de ambos partidos puede hacerse desde muy diferentes prismas: desde el ámbito territorial (Vox es estatal, Bildu un PANE, partido de ámbito no estatal), ideológico, de ámbitos de gestión pública (la implantación municipal y autonómica de Bildu es muy superior a la que podría extrapolarse con respecto a Vox), y así podríamos seguir apuntando clivajes.

Sin embargo, la estrategia de asimilación de los extremos y la falacia de la simetría, han contribuido a que no se haya estigmatizado a una formación que, no sólo no condena el terrorismo machista, sino que presenta como cabezas de lista a personas condenadas por maltrato y agresión, que después se legitima por parte del PP mediante sus coaliciones de gobierno y parlamentarias, sin que sea bandera roja ese comportamiento. Como apuntó en el debate el socialista Patxi López, y pueden ver en el tuit de RNE enlazado más arriba, entrando en el marco del terrorismo y tratando de redibujarlo, «el único terrorismo que falta por erradicar en este país es el machista y ellos (el PP) pacta con quien lo niega (Vox)». No existe la simetría.

Termino el post agradeciendo a quienes lo hayáis leído completo, porque espero que sirva como recurso contra falacias y falsos dilemas. Y pido disculpas si alguien se ha ofendido por la pregunta del tuit, pero no prometo dejar de provocar ni creo que debamos tomarnos tan en serio las redes ni lo que decimos en ellas, o seremos esclavos de la era de las falacias. Porque, parafraseando aquella célebre frase de UPyD, hay mucha gente que es de falacias y no lo sabe.


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