Pese a lo pomposo del título de este post, casi arrogante, no me propongo aquí hacer ningún tipo de proselitismo. En primer lugar, porque implicaría una suerte de organicismo o corporativismo que no existe en este gremio. En segundo, porque se trata de una evidencia fácilmente comprobable: desde las columnas de opinión a las tertulias mediáticas sobre política, han experimentado una apertura, donde los periodistas han dejado paso a politólogos. Pero no a cualquier politólogo.

La Politología es una materia del conocimiento bien curiosa. Con detractores fuera y dentro de su propio campo, no hay acuerdo ni siquiera en el nombre: ¿Ciencia Política, Ciencias Políticas o Politología? Si me preguntan, les diré que prefiero la última, Politología, con matices; me remitiría al texto de Riker recogido en Diez textos básicos de Ciencia Política para justificar, que no compartir, que se le llame «ciencia» en tanto ciencia social. Es por ello que el primer «call for articles» que puse en marcha en el proyecto MásPolitología, fue para que los usuarios opinasen sobre la denominación y justificasen su opinión.

De politólogos que se abren paso en medios tradicionales y nuevos

Como si de una ironía se tratase, una cadena como Intereconomía, que apostó fuertemente por programas de «Política-basura» (en términos de José Antonio Palao y Sheila García en su paper para AECPA), fue una de las impulsoras de la presencia del profesor Pablo Iglesias, de la Complutense, como representante del marxismo ideológico. En poco tiempo, su retórica y acidez en el contenido,  le hicieron célebre y lo convirtieron en un producto atractivo para atraer audiencias, y con ellas hacer mejor caja de publicidad. En menos de dos años, y acompañado por varios politólogos más, han organizado un partido, movilizado a una masa social, obtenido representación en municipios y Comunidades, y hoy aspiran a gobernar España. El plural mayestático de su nombre, también podría referirse a los politólogos: podemos ir de la teoría a la práctica.

Por otro lado, desde hace unos años, diversos grupos académicos han puesto en marcha proyectos de divulgación de la Politología, como Agenda Pública, Piedras de Papel o los más conocidos Politikon. Se trata de colectivos donde un hard core genera los contenidos, y en ocasiones cuentan con colaboradores externos; son modelos completamente distintos a la idea de MásPolitología, humilde proyecto que puse en marcha para dar difusión a cualquier politólogo o sociólogo, y que cerré este año sin haber ganado un solo euro gracias a él. Como cualquier empresa que se precie, estos proyectos han atraído a un cierto número de espectadores, y también han generado críticos, no solo aquellos que desprecian per se a los politólogos, sino personas que han buscado esquemas de poder detrás de estos colectivos. Por ejemplo, el profesor Carles Sirera desde su blog ha publicado diferentes artículos muy críticos, con referencias directas a relaciones de poder entre ciertas personas e instituciones relevantes.

No entraré en los fines ni en los contenidos de sus publicaciones, pero sí creo necesario valorar la utilidad de aquellas publicaciones —especialmente las gratuitas— que aportan el punto de vista de investigadores y profesores en activo, arrojando luz y abriendo el plano en el debate político actual. Para quienes seguimos esos blogs, detectamos en no pocas ocasiones las tesis que defienden sus autores, en boca de tertulianos que hasta hace unos años no sabían qué era un cleavage. La función pedagógica y social —no sabría decirles cuál creo más importante—, los ha convertido en un «must«, en fuentes de información y análisis casi de obligada lectura para aquellos que buscan más de una dimensión a problemas multidimensionales.

Como vemos en el artículo que enlazamos en el siguiente tuit, catedráticos como Fernando Vallespín, valoran positivamente la función de estos grupos de politólogos y sociólogos.

Politólogos y poder: teoría y práctica

Escribió Robert Dahl, que la acción de gobierno no es una ciencia, y que las decisiones importantes exigen juicios éticos. Tambien citó un antiguo adagio, que afirma que los expertos deben estar a mano, pero no con la mano en el mando. Estas ideas me recuerdan un fragmento de Kant, que afirma en Sobre la paz perpetua:

No hay que esperar que los reyes filosofen ni que los filósofos sean reyes, como tampoco hay que desearlo porque la posesión del poder daña inevitablemente el libre juicio de la razón. Pero es imprescindible para ambos que los reyes, o los pueblos soberanos (que se gobiernan a sí mismos por leyes de igualdad), no dejen desaparecer o acallar a la clase de los filósofos, sino que los dejen hablar públicamente para aclaración de sus asuntos, pues la clase de los filósofos, incapaz de banderías y alianzas de club por su propia naturaleza, no es sospechosa de difundir una propaganda.

Escribo este post el día previo a las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, uno de los momentos históricamente más relevantes para la democracia española, no tanto por el cambio de ciclo político (el mal llamado «fin del bipartidismo»), sino por el cambio de paradigma. Hoy, quedan invalidadas muchas de las ideas de Colin Crouch al hablar de Posdemocracia; hoy es posible que, gracias a la repolitización de parte de la sociedad española, en base a valores postmaterialistas, un politólogo llegue a ser presidente del gobierno. Sin el poder de los medios de comunicación, nuevos y viejos, esta opción no sería posible. Sin esta difusión, entrevistas como la de JotDown, hecha por politólogos (uno de ellos, miembro del colectivo Politikon) a ese otro politólogo candidato, creo que no se habrían producido.

Para leerla, basta con pinchar sobre la imagen siguiente.

Jot Down Pablo Iglesias

Como les comentaba al principio, no seré yo quien haga proselitismo de los politólogos, sobre todo porque como gremio profesional no existimos. Pero creo que sin la contribución de muchos de ellos, el debate y el momento político actual no sería el mismo. Creo que la era de los politólogos es, al menos en cuanto a información y debate público, mejor. Veremos si políticamente, tras el 20D, también.

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Categorías: Politología

2 comentarios

Extrapolar | Eli Gallardo · 28/06/2016 a las 2:17 pm

[…] snowball si se sabe vender bien. Y de esto no tienen la culpa las empresas de demoscopia. Tal vez la moderna utilidad de los politólogos que hoy sí tienen un hueco en los medios de comunicación, sirva para dejar claro que hay que ser […]

Tomar posiciones | Eli Gallardo · 14/08/2016 a las 12:20 pm

[…] Me pregunto cuánto tiempo tardarán los planes de estudios de Ciencia Política en ofrecer asignaturas optativas del estilo “Estrategias de posicionamiento”, “conceptos básicos del marketing online” o “Competición electoral dentro y fuera de la Red”. Dudo que quedasen plazas libres, sobre todo en esta Era (no sólo mediática) de los politólogos. […]

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