Escribo de oídas, porque nunca he sido usuario de la institución del matrimonio, pero conozco el sector y sus paralelismos con la política y diría que ni las bodas, ni las postbodas ya no son lo que eran. De hecho, nada de lo que empiece por ‘post-’ es lo que era; miren sino la postverdad o la postdemocracia, cuyo resultado es menos verdad y menos democracia.
En politología se llama “luna de miel” al período posterior a la celebración de elecciones y los inicios del mandato, y la boda multinivel entre PP y Vox es un ejemplo (no compren esa idea del gobierno en solitario, porque no les devolverán el dinero). En elecciones como las autonómicas y municipales del 28M, uno podría pensar que septiembre sería la fecha idónea para terminar con las mieles del recién adquirido estado civil, tres meses después de los votos, y empezar el curso parlamentario, paralelo casi siempre al escolar.
Sin embargo, una legislatura tan extraña como la actual también muestra cambios en los tiempos. Cuando aún no se había celebrado el primer cumplemés de las elecciones, y en plena ola de impunidad gubernativa de los nuevos gestores, el presidente de Meliá enmendó públicamente el programa de gobierno de Prohens y Vox, que no es sino la enmienda a los gobiernos de Armengol.
Tal es la imagen derogatoria de Prohens y su coalición multinivel, que Escarrer exigió a Prohens que no derogue los aspectos que más le interesan de la Ley de Turismo, aprobada en 2022. El golpe de mando ha llegado antes de lo esperado, y la neopresidenta no sólo no respondió enseguida, sino que lo hizo aprovechando otra rueda de prensa, para enviar el doble check como si se tratase de una presidenta antiturística y antihotelera que quiere dejar claro quién manda, al menos en su casa.
El PP de Vox ya se había jugado la luna de miel al abrir la caja de los truenos de la vivienda, con el asunto Metrovacesa, que este diario demostró que tuvo mucho de tanteo antes incluso de que la consellera fuera investida. La sombra de la corrupción, que ha acechado incluso al PP de Bauzá, y que en Campos —municipio de Prohens y de su portavoz Sagreras— conocen muy bien, vuelve a posarse sobre los populares, antes incluso de terminar la luna de miel aquel 31 de julio.
Puede que así se entienda mejor la estrategia de mal ganador que ha puesto en marcha a todos los niveles el PP, criticando expedientes sin tramitar en el Consell (y disparando sobre los funcionarios), los autobuses de la EMT que ahora no tienen hidrógeno por orden del nuevo alcalde, o la retahíla de críticas que el Govern actual lanza a diario contra el anterior.
No saber ganar tiene estas cosas, que se cargan la luna de miel sin haber salido del hotel.
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Artículo publicado como Tribuna en Diario de Mallorca el 16 de agosto (clic aquí)
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