Es cierto, puede que las encuestas nunca hayan preguntado por ella, pero siempre es buen momento para empezar, después de tanto tiempo desaparecida del debate público. Aunque como soy politólogo, puede que esa segunda Transición ya esté en marcha y que sea yo quien ande desfasado, mirando clivajes, abstenciones diferenciales y voto dual, y pensando aún que vivimos en lo que se llamó cultura de la Transición o sistema del 78.

No me lo parece, visto que la ironía y la aritmética han hecho que gran parte de ese sistema, configurado en la Constitución y las leyes electorales, esté ahora en manos de los 7 diputados y diputadas de Junts en el Congreso, con un líder fugado y una Fiscalía deseosa de que se dicte otra orden internacional de busca y captura contra él. Si en la pasada legislatura las falacias relacionaban a Sánchez con la extinta ETA (se llama falacia por asociación, está en Google), puede que en esta —o en la siguiente, si repetimos elecciones—, se traspasen más límites todavía, si es que es posible. Nunca subestimen los argumentarios de la derecha. 

Y es que después de todo, puede que el verdadero acicate del 15M para renovar los consensos sociales, vaya a ser eso llamado sanchismo. Puede que esa asociación entre el nacionalpopulismo de Vox y PP, que forman «un único cuerpo» (Galmés dixit), no sea sino muestra de una frustración, de una resistencia al final de un ciclo ante el siguiente. Puede también —discúlpenme las personas más puristas, en sede parlamentaria se han dicho animaladas mucho peores que la que sigue— que el 23J haya sido nuestro simbólico 23F, al inicio de una nueva Transición, con un Sánchez deteniendo como un rompeolas la toma del poder de los exaltados, que ya están dentro de ayuntamientos y gobiernos autonómicos, siempre a lomos del PP. Puede que la épica sea mayor todavía, pues ha ganado aún a pesar de perder las elecciones. La de Sánchez es algo así como la política Schrödinger, que gana perdiendo. 

Es evidente que el franquismo sociológico está vivo, es líquido y habita en las calles, en los bares y en las redes. Fue el sociólogo José Félix Tezanos, prolífico escritor de artículos, quien hizo célebre esa expresión en varias publicaciones. En sus últimos artículos la tendencia es criticar las encuestas y las israelitas de otros con mayor grado de acierto, a quienes llama «sociólogos, parasociólogos y aficionados que, para intentar ganarse reputación de “adivinos” y “futurólogos”». Tezanos yerra con las letras, además de con los números.

No sé si el CIS preguntará alguna vez sobre la segunda Transición, pero puede que esta o la siguiente legislatura sean claves para entender si ya estamos en ella y si estamos preparados para repeler en las urnas nuevas oleadas de radicales exaltados que intentan asaltar el poder.

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Artículo publicado en Diario de Mallorca en edición papel y digital el domingo 6 de agosto de 2023.

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