Amartya Sen, célebre filósofo y economista, se planteaba recientemente la siguiente pregunta: ¿Es la democracia una barrera que obstruye el proceso de desarrollo y desvía la atención de las prioridades de cambio económico y social, tales como (…) poner en práctica reformas institucionales?(1)
Hace unos meses planteamos en este mismo espacio si nos encontramos en un proceso de Transición inverso al de los años ochenta, es decir, de abajo arriba. La corrupción institucional ha necrosado al sujeto de poder, y hay dos alternativas: la amputación y prótesis, o la regeneración. Los viejos partidos se debaten entre estas dos alternativas, ofreciendo productos mediáticos de transparencia, como las cuentas públicas del Parlament Balear, del Consell Insular o de los partidos, tratando una gangrena con analgésicos.
De hecho, el aún Presidente balear no puede aparecer en actos públicos por el rechazo que le muestran los ciudadanos en la mayoría de municipios. Y su estrategia sigue siendo la de defenderse atacando, esta semana, incluso contraponiendo el catalán a la Constitución.
En Balears ha quedado atrás aquel prejuicioso tópico de la indolencia, y hoy la sociedad parece más politizada que nunca. Se piden cambios en el status quo, y algunos, directamente, acabar con el actual modelo e implantar otro. Y con estrategias de comunicación política como las que vemos a diario, parece que lo malo conocido ya no valga más que lo que está por conocer, aunque tal vez no sea mejor.
A finales de los 70 fue posible un harakiri político para llegar a la Transición. ¿Por qué no iba a ser posible un nuevo harakiri, para conservar la democracia y permitir una nueva Transición?
(11 de octubre de 2014)
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Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER.
(1) Vid. Amartya Sen (2006), El valor de la democracia. Traducción de Javier Lomelí. Ediciones El Viejo Topo.
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