Que los tiempos cambian es algo tan evidente como que esta columna podría quedar desfasada mañana mismo, como ocurre con numerosas declaraciones y estrategias que antes parecían funcionar, o mitos modernos caídos en desgracia. Piensen sino en el eurodiputado José Ramón Bauzá, el canviador que de tanto cambiar, cambió hasta de partido.  

No seré yo quien obvie la noticia de la semana, del mes y puede que de lo que resta de verano, como es la presidencia con mayoría absoluta de Francina Armengol en el Congreso. Ironías de la vida, el radical libre Jorge Campos seguirá llamándola ‘presidenta’ cuatro años más, y también protocolariamente seguirá yendo por delante de Prohens, la neopresidenta que felicita amenazando, como buena demócrata in vigilando.

Cambian los tiempos, y así lo demuestran algunos miembros y miembras del PP balear, que han dedicado horas y días de sus vidas a elogiar al socialista Félix Pons, expresidente mallorquín del Congreso, con el único objetivo de criticar a Armengol. La estrategia de sus compañeros valencianos ha sido aún menos novedosa, al apelar al tema más desgastado, falaz y a la vez útil para fragmentar identidades, como es el debate entre valenciano y catalán. Puede que Armengol haya hecho más por la unidad de la lengua en un día que otros por fragmentarla durante 40 años.

Otras ideas sí cambian y se asientan tranquilamente en la conciencia colectiva, como por ejemplo que la izquierda ha demostrado gestionar mejor y robar menos que la derecha. Es una evidencia penal y científico-social. De ahí ese empeño de los nuevos gobiernos de centro-derecha radical como el de Prohens, Galmés y Martínez por hacer oposición de la oposición y hablar de la tarea que quedó por hacer, esa que las urnas les encargaron que hicieran porque se presentaron para hacerla, porque dijeron que sabían y porque ya les tocaba, que la alternancia es lo que tiene. 

Claro que los tiempos cambian. La sociedad de Félix Pons no es, ni por asomo, la de Armengol, ni tampoco los partidos representados en aquellos escaños. Tampoco lo es su partido, ni el contexto o el sistema de partidos. Piensen sino en cuántos líderes ha tenido el PP en los últimos años, y no pierdan de vista esta columna, por si Feijóo no llega a 2024 al frente del PP.

Escribía Miquel Roca hace poco que todo empieza yendo a votar y después viene la grandeza democrática de aceptar sus resultados, que la abstención electoral tiene cierto encanto en situaciones de desencanto, pero que es un error no votar. Puede que hoy mucha gente sea más conciente de ello, vistos los nuevos gobiernos surgidos el 28M, y sobre todo tras el 23J. O tempora, o mores!

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Artículo publicado como Tribuna de opinión en Diario de Mallorca el 24 de agosto (clic para acceder)

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