Dijo el sociólogo Max Weber que el publicista político es uno de los representantes más notables de la figura del demagogo en la actualidad. También habló de un cesarismo plebiscitario, como una especie de dictador del campo de batalla electoral (1).

El personalismo en las campañas es algo apenas reseñable, por obvio. Hasta hace pocos años, resultaba irónico concentrar la atención mediática en un candidato al que no podía elegirse de forma más o menos directa, pese a la letra de la Ley de Partidos y la obligatoriedad del funcionamiento democrático de estas organizaciones.

De un tiempo a esta parte, muchos partidos han abierto sus estructuras para permitir una mayor intervención de los ciudadanos en la elección previa de estos candidatos, práctica que no se ha producido en el partido del gobierno, que elige desde Madrid a sus candidatos autonómicos, sin que los potenciales votantes tengan voz ni voto.

Curiosamente, en las últimas semanas hemos visto cómo el aún President abría una línea de Whatsapp, en la que solo responde a sus acólitos, cómo afirmaba que debían organizarse asambleas y hacer campaña puerta a puerta, y además grababa un spot en el que pide el voto sin rubor, y lo viste de noticiable para ser difundido en los medios de comunicación públicos. Una estrategia boomerang que ha convertido a Bauzá en el mejor candidato para la oposición.

El personalismo hoy tiene quizá más razón de ser, pero ha cambiado el escenario y las reglas. Hoy no basta con tener una cuenta de Twitter que no responde a los ciudadanos. No basta con insuflar miles de euros en cuñas publicitarias, pues si las formas son fondo, el fondo son las formas. De hecho, desde una visión del marketing político, podríamos decir que la suma de todos los impactos de estos últimos cuatro años, en los que el PP proponía cambio, son la mejor campaña para el cambio, término manido donde los haya.

(28 de febrero de 2015)

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(1) En El político y el científico.

Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER

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