(1) En la sociedad-pantalla actual, de vida a golpe de tuit y fluctuaciones bursátiles a golpe de rumor, lo inmediato manda. Los productos de consumo breve y de vida efímera, son la tónica, algo que no es necesariamente negativo. O no siempre.

De hecho, recuerdo que hace 6 años publiqué un artículo sobre brevedad y consumo en el blog de la Asociación Valenciana de Politología, titulado «Lo bueno, si breve», donde puse en duda las críticas contra quienes leen blogs, y leen best-sellers, como las del sociólogo Enrique Gil-Calvo, a quien tanto había leído hasta la fecha. Creo que hay que distinguir muy mucho los planos duradero-efímero y bueno-malo, sobre todo cuando interviene el subjetivismo de cada uno.

(2) Como el tiempo es algo relativo, y la perspectiva es algo esencial para nuestra vida diaria, a veces nos sorprendemos ante comportamientos individuales o, muy especialmente, colectivos, porque chocan con nuestra perspectiva y el tempo que tenemos asociado. La celebración de unas segundas, y más que posibles terceras elecciones, son uno de esos puntos de fricción entre perspectivas, y la visión inmediata de quienes quieren un gobierno como sea pero yade quien sea pero ya, desde una visión de corto recorrido, afectan desde la opinión pública hasta el comportamiento político. Piensen si no en cuántas horas, días, semanas y meses, han llenado tertulias, artículos, crónicas y programas televisivos con la formación de gobierno. Como si fuese una historia o un proceso que empieza con unas elecciones y que, necesariamente, tiene que terminar unos días después con una investidura.

Los procesos obedecen a estrategias, como es lógico. Ningún comportamiento social o actividad política sucede porque sí, y elementos como la formación de gobiernos no son una excepción. Como señalé en un tuit hace unos meses, la celebración de nuevas elecciones, debe tomarse como una hipótesis independiente, como uno de los escenarios probables —impopulares o no— que deben tenerse en cuenta al trazar la estrategia. Y no sólo habrá una estrategia política, ni serán estrategias de un solo paso; utilizando silogismos, no se tratará de un ponendo ponens simple, sino que habrá que combinar entre varios escenarios para escoger la mejor vía. Salvo en el teatro, la improvisación siempre tiene resultados negativos, o al menos peores de los esperados con un poco de planificación.

Sarolta Ban

(3) Es muy posible que estemos en mitad del proceso que empezó en diciembre de 2015 —recuerden que las elecciones se retrasaron un mes, algo que también obedeció a una estrategia—, que a medida que se suceden las declaraciones pensemos que la meta está cerca o habrá que esperar a 2017. La estrategia de creación de inseguridad, de desgaste del adversario o la apuesta firme por la desmovilización, son sólo algunas ideas-marco de un escenario complejo, donde la opinión pública cada vez se vuelve más centrífuga, cada vez hay más posturas encontradas y menos acuerdos. Y sobre todo, no existe un modelo alternativo al que aferrarse, a diferencia de lo que se atisbó tras el 20D.

Con estrategias de un solo paso, es posible que ya tuviéramos un gobierno, de carácter inestable y constantes controversias, especialmente si tenemos en cuenta los gobiernos multinivel que afectan al nivel estatal. Con estrategias de dos y más pasos (o etapas), la primera postura no siempre es la definitiva. Hoy leía al socialista César Calderón opinando sobre la estrategia de Pedro Sánchez en El Huffington Post, en línea con esta idea de los diferentes pasos de la estrategia. Y en muchas ocasiones las críticas hacia Rajoy provienen de esa incertidumbre que genera su amplitud de pasos, el ser un político inamovible y paciente, algo totalmente compatible con ser un obstáculo para el cambio de paradigma y de ciclo político en España. Algunos partidos abrazaron esta idea, que ha quedado relegada a un segundo plano, en un acto de nefasta estrategia y proyección; sí, me refiero a las condiciones sine qua non de Ciudadanos, tan cambiantes en el corto plazo y que explican claramente la volatilidad de su volátil electorado, y su constante declive electoral. Han abierto una nueva vía para la estrategia de Rajoy, que ha dejado en un papel secundario o incluso terciario, al partido naranja, especialmente si le brindan el apoyo para la investidura el 30 de agosto.

¿Verdad que el 20D nos parecía que agosto quedaba lejos? ¿Y que el 26J pensábamos que antes de agosto tendríamos gobierno? Hoy hablamos del 25 de diciembre como posible cita electoral. Y los estrategas de los partidos ya lo contemplaban como hipótesis. Al menos los del Partido Popular sí, a la vista de los resultados.

P.S.: Es tan importante la perspectiva, que estoy deseando leer y que lean Ustedes este post, una vez transcurridas las negociaciones, avistado el 25D o cualesquiera resultados arrojen las próximas semanas de negociaciones. Siempre podré decir que mi estrategia no era afirmar nada, sino escribir un post para posicionar en Google, aunque puede que la estrategia real no fuese ni una ni otra. Hay que saber jugar las cartas sin mostrarlas.

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