Este año se celebran 500 años del levantamiento de las Germanies en Mallorca, del que varios partidos han intentado hacer bandera y arrogarse las esencias, en ese acto tan legítimo como falaz de la asimilación velada. La conmemoración, sin embargo, ha traído curiosidades como que el líder del partido de centro-derecha autonómico El PI, publicase una tribuna jugando con el paralelismo entre la lucha contra las derechas medievales, y la lucha contra los Presupuestos Generales del Estado (PGE) iniciada por ellos y dos de los partidos que le serían más antitéticos (aunque minoritarios, como ellos) en el Parlament: MÉS per Mallorca y MÉS per Menorca. El dibujo es este: tres partidos minoritarios de ámbito no estatal (PANE) plantean un recurso de inconstitucionalidad contra los PGE por omisión -materia constitucionalmente interesante -, porque no incluyen partida de gastos en favor del Régimen Especial para Balears, aprobado en 2019 por partidos de ámbito estatal y aún sin desarrollo normativo o reglamentario. Añadan al dibujo que el (aún) senador por designación autonómica, que pertenece a MÉS per Mallorca, votó en contra de los PGE de sus otros dos socios de gobierno en Balears.
El fracaso del Grupo de los 30
A su lado en el tablero, las otras derechas, la extrema incluida, pero que sí tienen representación en Madrid, que han participado de la comisión y del trámite de votación de los PGE, es decir, que han podido formular o incluso encabezar esta reclamación. Pero no lo han hecho, sino que se han sumado como actores secundarios a una curolla de dos minoritarios sin representación estatal, con relativamente poco que perder. Hasta aquí el dibujo es que todas las derechas parlamentarias, junto a MÉS per Mallorca y MÉS per Menorca, con aspiraciones de co-liderar el proceso, querían recurrir al TC porque los PGE de PSOE y Podemos, que recibieron apoyo de ERC, PNV, EH Bildu, PDeCat, Más País, Compromís, Nueva Canarias, PRC y Teruel Existe, no incluyen partida para el REB.
Pero al final no salió bien la jugada. VOX se descolgó a última hora, dejando al «grupo de los 30» (mayoría necesaria para prosperar) en sólo 28, por las ausencias de varios diputados, y colocándose como partido líder de la oposición por descarte. El regalo que tenía Ciudadanos ante sí, como dije en un tuit de hace unos días, lo recogió VOX, a quienes poco afecta la crítica de que salvan a Sánchez o que ayudan al PSOE, pese a la ayuda de algunos titulares de prensa. Tal vez la debacle del 14F en Catalunya y su falta de discurso propio en esta materia, contribuya a que su posición como socio alternativo esté más en el aire que nunca.
Sin embargo, y lejos de cejar en su empeño de marcar la agenda mediática y desgastar al PSOE, el grupo de los 30 volvió a registrar la iniciativa el día siguiente a su primer fracaso, para intentarlo por segunda vez, si la aritmética lo permite y con cambios en el dibujo: ahora son cinco partidos y no sólo tres de ámbito no autonómico.
La rentabilidad del REB y los posibles efectos colaterales
En Balears, 2015: un nuevo ciclo político, incluí un fragmento de Miquel Payeras sobre el REB en tiempos de Bauzá (ahora en Ciudadanos) sobre la inutilidad electoral del tema (en su artículo Histórica nada, publicado en Última Hora). De ahí que desde el principio haya manifestado mis dudas sobre la utilidad del fondo de este proyecto, y no creyera que PP, VOX pero sobre todo un Cs que flirtea con el centro, fuesen a participar de este recurso. Estaba claro que jurídicamente importaba poco que prosperase el recurso, ya que lo importante es el dibujo del bloque, impulsado por un pequeño partido de centro-derecha que viene de un proceso delicado de transición de liderazgos y que, no sólo ha conseguido resistir, sino pasar por encima de socios de gobierno y de partidos grandes, para hacerse ver y utilizar a quienes están más cerca del líder a batir, para desgastar y dibujarse a la vez como socio de gobierno.
En la primera parte de El tablero balear, planteé la pregunta de cuándo se considera rota una coalición de gobierno, ya que las grietas hace tiempo que son visibles y que, lejos de subsanarse, se vuelven mayores y surgen numerosas preguntas. ¿Qué son más, los puntos que unen o los que separan a MÉS per Mallorca de sus otros dos socios? ¿Qué ocurriría con su senador en caso de romperse formalmente el pacto de gobierno (esta pregunta bien merece plantear hipótesis y dibujar varios escenarios)? Y sobre todo, ¿cómo podría reeditarse una coalición de gobierno, dadas las discrepancias y las «no-deslealtades», que llevan meses sucediéndose?
Sobre estas preguntas y sobre las rentabilidades electorales de esta propuesta, recomiendo el post «Els diferents partits davant el recurs als PGE», publicado por el grupo Passes Perdudes, en el que tuve la suerte de participar y aportar algunas ideas.
En 2013, antes de llegar al ecuador de la legislatura Bauzá, una periodista escribió «La legislatura está muerta; queda la agonía«. El día en el que se debatió la propuesta del recurso, la diputada de MÉS per Mallorca, Joana Aina Campomar, afirmó que «lo más decepcionante es que el Govern ha perdido credibilidad y se ha debilitado», después de sostener que se habían incumplido los acuerdos de gobernabilidad, algo muy grave que trasciende a una propuesta de tipo menor, como era la del recurso de inconstitucionalidad.
En un escenario multinivel, con un coste de gobierno tan difuso y de volatilidades electorales máximas, puede que la legislatura aún no esté muerta, pero sí necesite que le insufle aire. Será muy interesante ver hacia dónde transcurre el debate y si al final la cuerda se rompe y por dónde.
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