Estos días se celebra en el Parlament balear el debate del estado de la Comunitat, el primero de la época Prohens, en el que ya existe un relato y una experiencia de gobierno que permite hacer un dibujo de la realidad, del futuro inmediato y prepararse para las próximas elecciones.
Aunque se trata de un producto generado para medios, opinadores y con escasa relevancia real, las externalidades positivas suelen ser muy escasas y las negativas pueden ser las que marquen la tónica. Y así es como parece que evoluciona el panorama político balear, vista especialmente la intervención de la presidenta.
Se trata −como se plantea en El año que votamos peligrosamente− de una presidenta-contra, una lideresa sin experiencia de gobierno municipal o autonómico, que fue coportavoz parlamentaria con Bauzá y diputada en Madrid. Terminar con esta imagen, e investirse de presidenta con legitimación ejecutiva debería ser una de las prioridades de su gabinete y su partido, pero lejos de orientarse a presentar a la Prohens presidenta, se siguen afanando en presentar a la Prohens candidata a la contra, y la ciudadanía lleva muy mal las estafas.
Muchas promesas y lejanía del Consolat
Uno de los mantras de la legislatura pasada, fue achacar a la presidenta Armengol una lejanía, un habitar el bunker del Consolat, que bastaba con echar un vistazo a las previsiones de la web de la CAIB para desmontar. Hoy la actividad de la presidenta Prohens es pírrica, y eso cuando no se ausenta durante catástrofes naturales como la DANA de Menorca, por estar de vacaciones. Eso sólo en su primer año de mandato.
El perfil bajísimo de todos los consellers del gobierno Prohens, además de en sus agendas, puede verse en las políticas reales, de actuación; se ha creado un grupo de trabajo en Turismo para llegar a la precampaña con algo de trabajo hecho y no firmado por el Govern. Estamos ante el free rider de los trabajos en grupo del colegio, de aquel que pone su nombre en un trabajo donde no ha aportado ni una coma.
Esa es la principal crítica de sus opositores, la arrogación de proyectos que se iniciaron por el Govern que tanto criticó y que sigue criticando, porque fue el activador que animó al voto conservador y que desactivó al votante de Podemos. Tal y como se recoge en el ya citado libro que publiqué en mayo, el ascenso de PP y de Vox en Balears no fue a costa del PSIB, que siguió aumentando en votos y sólo perdió un escaño, sino que fue gracias a la participación de votante anteriormente descontento y la atracción de electorado de los desaparecidos Ciudadanos y Proposta per les Illes (El PI).
La era de la impunidad, en sus aciones
Prohens llegó al Govern gracias al uso de falacias, y especialmente el ataque personal y el ad hominem. La personalización de la política, tanto en la figura de la candidata como de la figura a batir, fue la tónica de 2023, y actualmente las oposiciones no han tomado a Prohens como figura a batir, sino que la colocan como una primus inter pares, no sin cierta lógica, pues cada semana encontramos algún escándalo, ultimatum o grupo de díscolos que pone en jaque al Govern.
De hecho, la figura de Prohens escoltada por un presidente del Parlament del grupo de Vox e imputado por delitos de odio, es tan icónica que no merece un comentario, más que para matizar que existe inestabilidad en el Govern, un gobierno de pacto multinivel en el que el resto de niveles muestran una situación controvertida: el Consell de Menorca no aprobó sus presupuestos, en Formentera hay un golpe de estado del presidente Córdoba y en el Consell de Mallorca sigue la coalición de gobierno a pesar de la instrucción central de Vox de romper con el PP. Como dijo el presidente del Consell mallorquín, Llorenç Galmés, la prioridad era echar a la izquierda y el adalid fue Marga Prohens, con golpes mediáticos como hacer su primera sesión de fotos en la puerta del Bar Hat.
Esa es la imagen que se ha querido seguir proyectando, con una reafirmación de la impunidad que acompaña a Prohens desde antes incluso de su comida privada con condenados por corrupción y su crítica a las camas elevables. «Complim amb el canvi», «ara sí obrirem la planta de Lloseta» o «els vull anunciar que farem…» han sido la tónica del primer día del debate, sin autocrítica ni referencia a problemas estructurales, a estratos sociales e intereses estratégicos. Una carta a los Reyes que espera que apoyen quienes no reciben llamadas de Presidencia para negociar. Y ya se han producido los primeros avisos, cómo no, por parte de Vox.
Un Vox roto y en disolución, cuya portavoz ha dejado claro que «el engaño es más que evidente» y que «cuando quieran cumplir con lo que pactaron con Vox», el elefante todavía estará ahí.
Ocurre que la impunidad es diferente cuando uno predica que cuando da trigo, es diferente la impunidad en la luna de miel del recién estrenado Govern al examen del primer año de mandato y una respuesta en blanco o un «haremos» conlleva un suspenso.
Y esa ha sido la imagen que ha proyectado la presidenta Prohens: la impunidad de la precampaña ante respuestas en blanco durante el examen, prometiendo que harán, que en febrero de 2025 se aprobarán medidas urgentes (no serán tan urgentes o debo revisitar la definición de la RAE) y es muestra de un liderazgo débil, como publiqué en Twitter (consultar hilo), está tranquilamente asustada. Tal vez sea el síndrome del impostor aquello que se oculta tras la impunidad que envuelve al prohensismo, pero puede que lo que se oculte sea algo peor que está por ver.
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