Hace unas semanas migré esta web y durante el proceso, pensé en si valdría la pena crear un subdominio al estilo https://personal.eligallardo.es, con textos sobre asuntos más personales, alejados de la política y el politiqueo, que ahora me interesan mucho menos.
Aunque todavía no tengo claro si crearé una página aparte, he pensado que no estaría fuera de lugar compartir algunos tips de ahorro de tiempo que me han servido para ser más eficiente, pero no sólo eso, sino que aligeran mi carga mental, me ayudan a preocuparme mucho menos de procesar tareas o captan menos mi atención y así no me distraen de mi foco (o de mi descanso).
Como el tema da para mucho, simplemente recojo aquí los dos procesos básicos que más me han ayudado, y dejo para otro momento el uso concreto de apps como Whatsapp o demás.
Mis horarios son míos: resumir notificaciones
Puede que uno de los mayores vicios heredados del tiempo en que trabajé para políticos, es creer que tengo que estar disponible 24/7 y que la opinión pública no duerme, está vigilante de nuestros errores y hay que vender siempre bien el producto. Esa idiosincrasia, causante de estados de ansiedad permanentes, no está pagada.
Por suerte, ahora mi tiempo es mío y no de otros. De ahí que escapar de las órbitas del politiqueo permita hacer un uso privativo de los tiempos, de lo que me interesa recibir o de lo que no me interesa ni siquiera gestionar. Las notificaciones del smartphone son un claro ejemplo.
Recuerdo que cuando activé esta opción pensé que iba a perderme la actualidad, que me estaba bajando el carro de los bien informados y que supondría una merma a mi valor como persona que vive las noticias al momento. Spoiler: se vive muchísimo mejor.
Administrar a qué hora nos queremos actualizar ofrece un foco mucho más importante porque supone el dominio de nuestro recurso más valioso: el tiempo. Sin tiempo para coger aire e impulso, lo que hacemos es renquear, y a una persona perfeccionista y con alta sensibilidad, obligarle a hacer las cosas a medias y de forma renqueante es lo peor que se le puede hacer, porque luego no hay dios que escape del sobrepensar (y de los autosabotajes, de los que podríamos hablar un día).
Priorizar el tiempo de uno sobre el tiempo de los demás es un lujo, soy consciente de ello. Pero la experiencia me ha demostrado que es largo y costoso valorar el tiempo de uno, especialmente cuando se cree en un proyecto y los beneficios van más allá del puramente económico, sino que son sentimentales; cuando uno se enamora de un proyecto es difícil ver los perjuicios para su salud mental. Desde aquí mi respeto hacia aquellas personas que trabajan en política, que tienen que bregar con el politiqueo pese a que no les guste y que siguen creyendo y sumando a sus proyectos, sean del signo que sea.
Horario laboral y horario personal
Igual que existen unos horarios para producir, para el laburo y el ejercicio de las tareas por las que recibimos un salario, es posible establecer un tiempo para socializar, para atender temas personales. El tiempo para uno es un lujo, y siempre que se pueda disfrutar, hay que hacerlo. Cantaban Raimundo Amador o Enrique Bunbury que «Hoy no estoy para nadie», y hay que poder no estar para nadie, también en nuestro día a día.
Cuando se gestionan varias redes sociales para varias empresas o proyectos personales, nos autoexplotamos —tomo esta idea tan potente de Byung-Chul Han— y nos obligamos a estar disponibles y pendientes de cualquier interacción desde que abrimos los ojos por la mañana hasta que los cerramos por la noche. Siempre que se pueda, hay que rechazar eso.
Aplicaciones como Instagram permiten silenciar cualquier notificación en los horarios y los días que definamos, algo que resulta muy útil para los demás, pero muy especialmente para uno. De hecho, antes de entrar en modo silencioso nos envía una notificación en la que nos recomienda dejar el móvil, algo que creo que resulta muy útil, especialmente en los primeros días de desconexión.
En mi caso, a día de hoy he comenzado una pausa en mi presencia de redes, como ya he hecho en alguna otra ocasión, y es un método de oxigenación que les recomiendo muy sinceramente.
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