Durante el mes de julio de 2017, Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma, celebró un concurso de fotografías en Instagram, junto con el Arts Santa Mònica de Barcelona. La temática versaba sobre el turismo en estas dos capitales mediterráneas, como destino de vacaciones. Quisiera agradecer a los responsables y jurado del concurso, por organizar actividades como estas y por elegir mi fotografía como ganadora.

En el caso de esta fotografía, traté de recoger lo que ve una persona que vive en Palma, a la altura de la tierra, con estos «novios» o espiguillas secas que parecen querer tocar el avión, y que su color amarillento evoca al otoño, en contraste con la parte superior de la imagen, que es más azulada y de cielos despejados, como en verano. De ahí también que el contraste de color sea mayor en la parte inferior. Debido a la altura y al ángulo de descenso del avión, no me fue posible tomar la fotografía de forma que pareciera una abeja alrededor de las plantas, como intentando sacarle el jugo al medio, en referencia al papel del turismo en Mallorca.

Por último, el escaso viento y el vicio de las plantas, que apuntaban hacia la derecha, contrastaban con la dirección del avión y que apuntaba en sentido opuesto hacia la izquierda. La velocidad también es una metáfora en la imagen, ya que el escaso balanceo de los tallos, sería representativo del prejuicio que se tiene de Mallorca como una «isla de la calma», enraizada a la tierra, que recibe visitas llegadas a toda velocidad, con ruido elevado y que (nos) miran desde arriba.

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