Hablar de «curso político» es utilizar un eufemismo, es recurrir a una metáfora que esconde una guerra. Por supuesto, gracias a la evolución del pensamiento humano, se trata de una batalla de ideas, argumentos y razones, pero una guerra al fin y al cabo, cuyos ganadores van a ser gobierno.

El sociólogo francés Gilles Lipovetski escribió que la personalización posmoderna se manifiesta en política haciendo que el vocabulario sea más aséptico, eliminando los rasgos de agresividad y cambiando el lenguaje por otro más neutro, diáfano, objetivo.

En esta batalla de ideas, los medios de comunicación son parte fundamental, como canales de difusión que los actores tratan de utilizar en beneficio propio, marcando la agenda y desgastando al  adversario. Este verano hemos asistido a un verdadero desgaste mediatizado en tres actos. Primero, con la entrada en prisión del exPresident Jaume Matas, antecesor de Bauzá. Segundo, con la publicación de los sondeos en aguas baleares, que el President declaró desconocer, acusando directamente al Conseller Company. Y tercero, la renuncia del exPresident Tòfol Soler como miembro del PP.

La estrategia, sin embargo, sigue siendo la de defenderse atacando. Primero, a la oposición. Después, a la comunidad educativa, que sí arranca nuevo curso lleno de conflictos.

Empieza en Balears la última batalla electoral, la más intensa y la que determinará que los ciudadanos respalden al actual gobierno, o que elijan un escenario diferente. Si utilizásemos el símil del curso, irónicamente los peores estudiantes serían quienes repetirían.

(06 de septiembre de 2014)

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Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER.

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