Jean Baudrillard escribió que la transpolítica es la transparencia y la obscenidad de todas las estructuras, de la información en un universo deseventualizado, del espacio en la promiscuidad de las redes, de lo social en las masas, de la política en el terror.
Dijo también el sociólogo, ya en 1983, que «lo secreto está cada vez más acosado por la transparencia». Por tanto, no hablamos de algo nuevo, sino que las nuevas herramientas y medios le dan formas diferentes. Un ejemplo: esta semana el Gobierno español ha intentado vender mediáticamente una nueva web, llamada de transparencia, que no cumple con los principios de la transparencia, como sostienen los expertos. Algo similar a lo que ocurrió con el Consell de Mallorca en aquel, y cito textualmente, «striptease» de la institución según su Presidenta, y que no fue tal.
Pero la transparencia real de esta semana no tiene que ver con datos, sino con hechos, como la dimisión mediatizada de Miquel Deyà como director general de Educación, apenas dos meses después de asumir el cargo. El silencio del Presidente en el pleno fue estridente y la batalla dialéctica Deyà-Riera, vergonzante. Pero la transparencia ha entrado en el juego, arrojando luz sobre las malas prácticas que se desconocían, y que hoy tienen nombre de tipos penales como el cohecho, siempre presunto.
Para terminar, y volviendo a Baudrillard, no sé si la transpolítica de los últimos tiempos ha traído mayor transparencia, o mayor obscenidad. Puede que sean indisociables y tengamos el espectáculo diario asegurado al menos hasta mayo.
(13 de diciembre de 2014)
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Entrelíneas es una sección radiofónica del programa A vivir que son dos días Baleares, de la Cadena SER
1 comentario
Mis 100 primeros días como Dircom | Eli Gallardo · 21/09/2015 a las 11:32 pm
[…] que en el transcurso de esa estrategia de comunicación, no está de más hacer un ejercicio de transpolítica de vez en […]