Viene de un post anterior, Argumentos políticos marca ACME,
publicado en julio de 2014
Controlar el mensaje es el pilar fundamental del debate público. Determinar los marcos discursivos, obligar a los adversarios a entrar en esos marcos y, gracias a las redes, los trolls y la crispación, viralizar las críticas y errores.
Como ya apunté en la primera parte de esta entrada, existen herramientas comunicativas rudimentarias orientadas al descrédito, pero que en muchas ocasiones actúan como un bumerán y desacreditan a quienes las utilizan.
Me centraré únicamente en fórmulas discursivas que se han usado en los últimos tiempos, de cambio de gobiernos, de paradigmas y de estilos comunicacionales, por si les sirve para detectar mejor a quienes tiran de argumentos políticos marca ACME, como aquella marca de cuando el Coyote perseguía al Correcaminos:
1. Que gobierne la lista más votada. Un clásico que parecía condenado a pasar de moda, pero que sigue utilizándose, incluso cuando perjudica a quien lo afirma. En la imagen pueden ver un fragmento del libro Balears, 2015, en el que ya planteaba que la nueva dinámica coalicional y la fragmentación de partidos haría que en poco tiempo esta fórmula quedase inservible (clic sobre la imagen para abrir el tuit en una nueva pestaña).
2. Obedecer el mandato de las urnas. Las elecciones traducen en escaños los votos a opciones partidistas, y dentro de las atribuciones de los partidos se encuentra la consecución de un programa de gobierno estable y la aprobación de unos presupuestos que los sostengan, sea en solitario, en coalición parlamentaria o en coalición de gobierno. Las urnas no mandan, ponen las piezas en el tablero y luego cada jugador las mueve, las urnas no mandan.
3. El cambio es ahora / el cambio real ya está aquí. Es uno de mis oxímoron preferidos. El cambio no es real hasta que se ha producido y puede compararse, siempre que haya un dibujo del ‘antes’ y una proyección del punto de llegada. Salvo que el objetivo sea, simplemente, hacerse con el poder, como bien resumió el ya presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés (ver tuit).
Que haya cambio de colores, de nombres, de estructuras de gobierno o de formas internas de funcionamiento, más que un cambio es fruto del dinamismo de las organizaciones humanas. De hecho, se presta a juegos del lenguaje y figuras retóricas, como el gatopardismo de cambiarlo todo para que nada cambie.
4. La única encuesta que vale es la del día de las elecciones. No, las elecciones no son encuestas, se llega al día de votar gracias a numerosas formas de persuasión, y las encuestas son una de ellas. Desacreditarlas, especialmente cuando reflejan una tendencia generalizada, es una negación que sólo supone apartar la vista del elefante de la habitación.
No obstante, este argumento marca ACME siempre será mejor que criticar a los encuestadores privados, sobre todo si del otro lado está Tezanos.
5. Otras falacias del falso dilema. Hay millones de ejemplos, entre los que podemos señalar argumentos como «gobernamos con Vox por culpa de la izquierda», «firme este documento y si Usted gana yo me abstendré en su investidura» o «Sánchez o España».
Actualización del miércoles 12 de julio
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